Mientras Jesús caminaba a lo largo de las orillas del Mar de Galilea, le dijo a los pescadores Pedro y a su hermano Andrés, -“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19-20).
En la pintura el “Niño Jesús en el Templo” por Grant Romney; Jesús de 12 años de edad diligentemente hace la obra de Su Padre Celestial.
En la pintura de Harry Anderson, “El Sermón del Monte”, el Salvador es retratado enseñándoles a Sus discípulos. El impartió el conocimiento del evangelio, el cual les permitió seguirle fielmente.
Ellos respondieron a su llamado divino, “Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron”.
La invitación del Salvador a “seguidme” es una última instancia de un desafío de llegar a ser como El – desarrollar Sus características. Tal invitación se aplica tanto a nosotros como lo fue a los Apóstoles de la antigüedad.
Cuando una severa tormenta en el Mar de Galilea amenazó con hundir su barco, según lo retratado en la pintura “Calma las Tormenta” por Ted Henninger, los discípulos de Cristo piden a él que se salven. Su amor por ellos fue demostrado cuando El calmó la tormenta y sus miedos.
“Jesús bendice a la hija de Jairo” por Greg K. Olsen muestra al Salvador con una joven tendida. Sus padres mantuvieron su fe en Jesucristo con la esperanza de que El la levantara de la muerte.
El Presidente Thomas S. Monson señaló: -“Que siempre nos guíe el Ejemplo supremo, el hijo de María, el Salvador Jesucristo cuya vida proporcionó el modelo perfecto que debemos seguir”.
Jesús pasó a menudo con los niños, como se retrata en “Cristo y los Niños” por Harry Anderson. El amonestó a cada uno para ser humildes como niños.
En la pintura “Cristo y el Joven Rico” por Heinrich Hoffman; Jesús le dice al joven rico que él debe hacer para obtener la vida eterna. El joven rico estuvo poco dispuesto a ofrecer plena obediencia.
El Presidente Monson continua diciéndonos: -“A través de las generaciones, el mensaje de Jesús ha sido el mismo. En las orillas del hermoso Mar de Galilea, a Pedro y a Andrés les dijo: “Venid en pos de mi”. Llamó a Felipe de antaño, diciendo: “Sígueme”. Al publicano que estaba sentado al banco de los tributos públicos dio la instrucción: “Sígueme”. Y a usted y a mí, con solo escuchar, nos llegará esa misma invitación: “Venid en pos de mi”. Que podamos hacerlo y cosechar las recompensas eternas reservadas para aquellos que sigan el camino que Él marcó con Su vida ejemplar”.
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