lunes, 27 de abril de 2009

KORIHOR Y LOS RAZONAMIENTO DE LA APOSTACIA

Korihor aparece en el registro Nefita como de la nada. Su relato entero se encuentra en Alma 30, donde él aparece repentinamente en la tierra de Zarahemla, predicando "al pueblo contra las profecías que habían declarado los profetas concernientes a la venida de Cristo" (v. 6). La mayoría de lo que sabemos de sus antecedentes es através de inferencias. Sus razonamientos demuestran que era un hombre educado si no en las escrituras, en las sutilezas. Sin embargo, sabemos por medio de su propia concesión que en algún momento tuvo un testimonio: "yo siempre he sabido que había un Dios. Mas he aqui me ha engañado el diablo y he enseñado sus palabras; y las enseñé porque deleitaban a la mente carnal al grado que realmente llegué creer que eran ciertas." (Alma 30:52-53). Asi que la vida de Korihor nos enseña que al tener las verdades del evangelio y ser un siervo con convenio de Cristo de ninguna manera garantiza la salvación. Se nos recuerda también que la oposición más fuerte a la obra del Salvador sobre esta tierra viene de aquellos que conocen la verdad y que después se desvían de ella concientemente y buscan destruir a otros.

Korihor tomó lo que puede llamarse un camino filosófico para destruir la fe en nuestro Salvador, un camino asombrosamente parecido al que es tomado por muchas personas hoy en día en intentos semi-filosóficos de "liberar" a los creyentes a quien se complacen en llamar "ingenuos". Sus razonamientos no podian dañar a aquellos cuya creencia nacía de la experiencia espiritual genuina, pero eran poderosamente eficaces entre los débiles de fe, cuya creencia áun no había llegado a un punto avanzado. Un análizis de los razonamientos nos ayuda a ver cómo podemos ser fuertes en la fe de Cristo. Seleccionemos tres de sus razonamientos como ejemplos.

Comenzamos con el razonamiento de Korihor por el empirismo naturalista (la creencia que es posible saber todo por medio de los sentidos por experiencia y observación.

Alma 30:14-15)

Ahora es claro que el empirismo tiene valor. Es bueno que observemos nuestro alrededor en detalle y apreciemos nuestros sentidos. Si no existieran estas cosas, ¿por que medio podríamos caminar o manejar un automóvil? ¿Sin los sentidos como podríamos reconocer la belleza o comunicarnos con los amigos y seres queridos o apreciar la maravillosa artesanía de las creaciones de nuestro Dios? Efectivamente, la experiencia sensorial tiene gran valor como parte de esta vida. El error se hace en el suponer que es la única forma de saber lo que sabemos.

¿Qué nos pueden decir nuestros sentidos de la justicia o la misericordia o del futuro? Nada. En efecto, funciona de manera diferente. Solo cuando hayamos adquirido los conceptos de la justicia y la misericordia o una idea en cuanto a un evento en el futuro a través de álgun medio no empírico, sólo entonces podremos reconocer la importancia de nuestras experiencias sensoriales relacionadas con la justicia y la misericordia o el cumplimiento de una profecia.

Ninguna de las preguntas más importantes que hacemos se puede contestar o solucionar dependiendo únicamente de la sensación. ¿Hay un Dios? ¿Es inmortal el hombre? ¿Es bueno ser honesto? ¿Cuál es lo próximo que debo hacer en la vida? Las respuestas a cada una de estas preguntas, las cuales son importantes, deben venir por medio de la fe. Cada persona contesta estas preguntas y toma las grandes decisiones de su vida en base a su creencia y a la aceptación de algo o alguien que no puede ver. Ningún hombre sabe por sus sentidos que cada hombre tiene un espíritu separado a su cuerpo físico, pero algunos tienen un testimonio obtenido por la fe el cual les confirma este hecho.

La respuesta para Korihor es clara y sencilla, nuestra aceptación inicial de Cristo no es empírica, porque no lo vemos. Pero hemos recibido el Espíritu Santo en nuestras vidas el cual nos enseña a entender las escrituras acerca de Cristo y a creer que él vive. No fingimos que esto ya es conocimiento. Es fe. Creemos en Cristo sin haberlo visto porque confiamos en el Espíritu Santo quien nos ha enseñado tantas cosas buenas. Tal vez Korihor pueda, por medio de sus razonamientos, confundir a alguien que jamás haya tenido una revelación, pero su disputa es algo infantil y patética para los que disfrutan de la compañia del Espíritu Santo.

El segundo razonamiento que usa Korihor tal vez se llame humanismo. De acuerdo con los otros humanistas del mundo, él insiste que el logro y el éxito se realizan através de medios humanos, tales como la fuerza física, la habilidad y la razon:

"Y muchas otras cosas parecidas le habló, diciéndoles que no se podía hacer ninguna expiación por los pecados de los hombres, sino que en esta vida a cada uno le toca de acuerdo a su habilidad; por tanto cada hombre prosperaba según su genio, todo hombre conseguia según su fuerza"(Alma 30:17).

Korihor quería que creyéramos, como algunos de los autores de los libros modernos, que las soluciones a nuestros problemas están en nuestra astucia y los enfoques realistas de la vida, pero tales personas definen el éxito en términos de la riqueza, la posición social, el poder político y la satisfacción de los sentidos: y, como los siervos de Cristo saben, si las metas de uno son los logros egoístas, el mundo está edificado de tal manera que en efecto uno sí puede ignorar al Salvador y lograrlo pero Korihor y sus co-humanistas piensan que lo están haciendo genialmente por sí mismos sin darse cuenta de que los que logran el éxito a costa de la fe y el amor están en una escalera mecánica que va hacia abajo, que estan siendo guiados cuidadosamente, ayudados y consolados por Satanás, aquel diablo que engrasa la escusa del pecado.

Por el contrario, aquellos que han aceptado el evangelio ven que el éxito real en este mundo es vencer el egoísmo y tornar las fuerzas de uno hacia la rectitud para bendecir a otros. Saben claramente que este tipo de éxito es un esfuerzo arduo y tirante hasta los dientes mismos de las fuerzas que hacen tan fácil el pecado. Saben que no es por ningún medio humano que pueden vencer al mundo. Después de todo lo que podemos hacer por el poder humano, aún no somos nada. Solo es cuando la gracia de Dios toca nuestras vidas que podemos vencer la maldad, la valiosa misericordia de la rectitud. No puede haber vanagloria ni pretensión de que algún humano prospera. Toda la gloria se da a Dios, para aquellos que son fuertes como el maestro.

El razonamiento humano es muy persuasivo para algunos porque es lisonjero. Naturalmente no nos gusta pensar que sin Él no podemos hacer nada. Es así que parte el séquito de Satanás incluyendo aquellos que saben de la veracidad del evangelio pero que insisten que realmente no necesitan mucha ayuda, sólo uno o dos consejos útiles y un poco de ayuda para ser resucitados. El siervo de Cristo, sin embargo, no será persuadido. El mucho ruego al Señor lo han despojado de todo orgullo humanista.

El tercer razonamiento que usa Korihor es el relativismo. "...y no era ningún crimen que el hombre hiciese cosa cualquiera" (Alma 30:17). Una declaración màs completa de este ataque de Korihor es la siguiente: debido a que no hay un Dios (él afima) y que los hombres no viven después de la muerte, y como todas las supuestas "leyes" y "los mandamientos" solamente son dispositivos útiles para dar poder a los sacerdotes (él afirma), la única cosa importante en esta vida es el hacer lo que uno desea hacer- si lo puede conseguir. Cuan actualizado suena Korihor! Pero este razonamiento es eterno, tan antiguo como el pecado mismo.

Hay, por supuesto, muchas versiones del relativismo (sería difícil imaginar que el relativismo fuera absoluto). Una versión alienta el gozar de la organización social de la iglesia sin preocuparse mucho de la teología o los mandamientos religiosos. Otro tipo de relativismo dice que los mandamientos son muy buenos pero que están abiertos a la amplia interpretación individual. Un tercer tipo reconoce que hay mandamientos pero se permite el lujo de pecar porque "nadie es perfecto". Una cuarta interpretación dice que los mandamientos estaban bien cuando se dieron pero que han llegado a ser superfluos en nuestra época. Un quinto tipo de relativismo que usa Korihor, dice que estos eran malos desde el principio: son restricciones al alma del hombre que en realidad le impiden lograr la felicidad. Un sexto tipo, también usado por Korihor, dice que como un hecho es indiferente a otro, realmente no importa lo que hacemos.

El gran poder de todos los métodos relativistas es que permite al individuo juzgar sus propias acciones. Por esta razón todos los otros relativistas son sensibles y simpatizantes a casi cualquiera de estos métodos. Korihor encontró a muchos que estaban complacidos con su relativismo aunque tal vez hubieran rechazado mucho de lo otro que él dijo. "y así les predicaba, desviando el corazón de muchos, haciéndoles erguir su cabezas en iniquidad" (Alma 30:18).

En contraste total a la cantidad casi infinita de opciones personales disponibles en el camino ancho del relativismo está el camino del Salvador. Aquel camino recto y angosto que es hacer como él hizo: no buscar nuestra propia voluntad, sino hacer la voluntad de aquel que nos envió. Es obedecer en todas las cosas, obedecer sus palabras, las cuales son su ley, apenas sean escritas de revelación en revelación en nuestro corazón. Es depender solamente de sus méritos, considerándolo la única fuente de la rectitud. Es estar dispuesto a morir por él, crucificando a los ancianos con carencias y deseos mundanos para nacer de nuevo "como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a lo que el señor juzgue conveniente imponer sobre él, tal como un niño se somete a su padre" (Mosiah 3:19).

Así el evangelio enseña un camino que es absoluto, absoluto en el hecho que la fórmula para la rectitud siempre es la misma para cada persona, tiempo y circunstancia: tomar el nombre de Cristo, recordarle siempre y guardar todos los mandamientos que él no da. No hay otro camino a la rectitud, por que todo lo que no es por la fe en Cristo es pecado. ahora, es un poco extraño que Korihor haya encontrado éxito en encomendar el relativismo a los miembros de la iglesia en su tiempo. Porque aunque la iglesia es verdadera, los miembros de la iglesia no han superado aún las cosas del mundo, sin embargo muchos lo están tratando. Para muchos el esfuerzo es duro y el precio muy grande. Sea que abandonen la iglesia o no, ellos abandonan la senda estrecha y optan por alguna de las variedades del relativismo.

Pero hay una cosa que el relativismo nunca puede hacer, aún dentro de la iglesia. El que se suscribe a cualquiera de las versiones del relativismo nunca será (a menos que se arrepienta) traído a aquellos sacrificios que prepararán a su alma para pasar una eternidad bendiciendo a otros. El relativismo nunca podrá purificar el corazón y la mente o transformar el cuerpo y la semblanza en la imagen del Salvador. ¡Gracias sean a nuestro Dios que hay un camino recto y angosto, para aprender a amar con amor puro! Pero el precio es grande. Necesitamos colocar todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza a su disposición. Necesitamos valorar todo de este mundo, incluyendo nuestras propias vidas, como la escoria y el desperdicio. Esto no significa negar la vida sino vivirla plenamente, disfrutar de la compañía del Espíritu Santo, aumentando en obras de amor que nos llevarán, sin vacilar, por el velo hasta llegar a la recompensa que sólo puede ser comprendida en la eternidad.

Korihor, no fue exclusivo de los tiempos del Libro de Mormón. Sus homólogos siempre han estado ócon la iglesia y ahora sólo aumentarán en el halago y en el futuro hasta el fin del mundo. ¿Que nos impedirá sucumbir a sus sofisterías? Se ofrece la siguiente receta contra la apostasía la cual ha sido probada por el tiempo.

1. Tener hambre y sed por la rectitud. Benditos son los que lo logran," por que ellos serán llenos del Espíritu Santo" (3 Nefi 12:6). La rectitud es bendecir a otros, ministrar sus necesidades, tanto temporales como espirituales. La maldad no es el único gran enemigo de la rectitud, la maldad en sí engaña a pocos. Un enemigo más sutil y por lo tanto más peligroso es creer que somos rectos, suponiendo que lo que nos complace a nosotros será bueno para otras personas.

Tal vez la gran división entre los que buscan la rectitud y los que se creen rectos es que los que tienen hambre y sed por la rectitud verdadera no pueden descansar sino hasta que haya venido la satisfacción y la felicidad a los que procuran ayudar. Estos sienten dolor cuando otros están adoloridos. En contraste, los que se creen rectos a menudo se preocupan más por los hechos en vez de las personas, parecen regocijarse en las formas y tradiciones, en las fórmulas y en las normas, dan limosna a los pobres sin amarlos o buscar lo que pueda ser el problema real.

Aquellos que buscan la rectitud verdadera rápidamente aprenden una cosa, su propia impotencia. Se dan cuenta que no saben lo suficiente, que no son bastamente sabios, ni que tienen el poder suficiente para bendecir a otros como sus corazones lo desean hacer. Su hambre por rectitud les ha preparado para el evangelio y cuando escuchan sus buenas nuevas, no dejan pasar la oportunidad de hacer el convenio, el amar al Salvador y de recibir su espíritu para que éste les acompañe.

2. Aprender a vivir guiado por el Espíritu Santo. El espíritu nos enseña la veracidad del evangelio, pero es otra cosa aprender a vivir guiado por el Espíritu Santo. La diferencia es la misma a la que existe entre escuchar un concierto de violín ejecutado con gran habilidad y reconocer su merito y después dominar nosotros mismos el violín y poder tocarlo con igual habilidad.

Este dominio es un asunto de aplicación constante y fuerza de voluntad. No hay ningún salto repentino a la rectitud, sólo el crecimiento lento de añadir línea a línea, precepto a precepto, gracia sobre gracia. Al rehacer nuestras vidas de esta manera, tarde o temprano cada pensamiento inapropiado, cada mal hábito, cada deseo malvado deberá ser comparado a la gloria de nuestro Salvador. Nosotros, no él, debemos tomar cada decisión difícil para probar todas las cosas y después aferrarnos a lo bueno.

¿Cuántos experimentos y experiencias se necesitan? Sólo lo suficiente para poder entregarnos y ceder nuestros corazones al Salvador; suficientes experimentos para conocer, sin duda alguna, la voz del Salvador; suficientes experiencias de obediencia para aprender a amar con un amor puro y continuar en ello.

3. Apoyar la autoridad del sacerdocio. Aquellos que han aprendido a vivir con el espíritu también se regocijan en la oportunidad de sostener a sus líderes designados por el sacerdocio la fe y las oraciones, ellos saben por el repetido testimonio el espíritu que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino de dios sobre la tierra y que aquellos que son sus líderes en los llamamientos del sacerdocio son designados y sostenidos por el Salvador. Como siervos del Salvador ellos también los sostienen.

Debido a que ellos sostienen, llegan a ser poder y fuerza unida que la organización de la iglesia brinda para la obra de la rectitud en el mundo. Ellos apoyan con amor, tanto como esperan ser apoyados, siempre sostienen con fe y con rectitud, recibiendo instrucciones del Salvador y obedeciéndole en todas las cosas.

4. Edificar el reino. Vivir en rectitud hace posible el establecimiento de Sión sobre la tierra. !Qué obra cuidadosa del sacerdocio debe haber para ver al resto, reunidos para ver con un solo ojo, teniendo una sola mente y corazón, viviendo en rectitud y sin pobres entre ellos! Entonces los reinos de este mundo se verán compelidos a admitir que éste desierto es el reino de Dios y de su Cristo, porque los habitantes se amarán el uno al otro, aún así como Cristo les ama a ellos. Aquellos que apoyan tienen el gozo de ver el cumplimiento de las profecías ante sus propios ojos.

El que tiene su hombro a la lid, el que honra y confía en el que dirige la obra, que sabe que está haciendo las cosas correctas por las causas correctas, no se deja llevar por la apariencia atractiva de la apostasía. Pero ¿qué tal los que no son tan maduros en la obra del Señor? ¿Hay alguna manera garantizada para prever la apostasía del recién nacido o del débil y enfermo?

La respuesta correcta es no. El amor y la paciencia de los que son maduros los protegerán por un tiempo, pero al final no hay ninguna protección externa. La única protección eficaz es la fe personal, un testimonio personal. En cada generación Korihor se llevará consigo una parte de aquellos que no tienen un cimiento fundado sobre la roca.

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