Los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a menudo han usado el humor para manejar las presiones que vienen con sus responsabilidades, lo que lleva a un Educador SUD a nombrar al sentido del humor como “un don del espíritu.”
Lawrence Flake, un profesor de historia y doctrina de la iglesia en la Universidad de Brigham Young, dijo a varios cientos de personas reunidas este Martes durante la Semana Educacional anual que el fallecido Presidente James E. Faust reconocía el valor de usar el humor para suavizar los desafíos de la vida.
Anteriormente segundo consejero en la Primera Presidencia de la iglesia, el Presidente Faust creía que la habilidad de reir era tan importante, que a menudo bendecía a los recién nacidos con sentido del humor, dijo Flake.
Él fue capaz de usar su propio sentido del humor de una manera sensible durante el funeral del ex Presidente de la BYU, Rex Lee, quién peleó una larga batalla contra el cáncer y falleció a una edad relativamente joven. El servicio fúnebre estaba cargado de tristeza cuando el Presidente Faust compartió una anécdota en la cual él y el Presidente Lee estuvieron involucrados en una reunión del directorio de la escuela.
Cuando alguien hizo notar cuan difíciles eran los estándares de entrada para la Escuela de Leyes de BYU – los cuales Lee ayudó a crear – el Presidente Faust, que era abogado, dijo que no creía que él hubiese calificado para entrar. “De hecho, no creo que Abraham Lincoln podría haber entrado,” agregó el Presidente Faust.
Lee dijo que Lincoln “vino y trató, pero tenía barba,” y fue excluído de la escuela de leyes por el código de vestimenta y caballerosidad de la BYU, relató el Presidente Faust. “Ese fue el punto de regreso de todo el servicio fúnebre,” dijo Flake, haciendo notar que “todos pudieron soltar una risa muy necesaria. El humor en un funeral es algo difícil de hacer bien pero (el Presidente Faust) lo hizo perfectamente.”
El Élder Boyd K. Packer del Consejo de los Doce aprecia el humor, dijo Flake, pero enseñó que “la cosa más importante acerca del sentido del humor es la parte del sentido.” Aunque el humor obsceno es muy común, “hay muy poco sentido en ello,” dijo.
Muchos Presidentes de la Iglesia SUD tuvieron un sentido del humor y lo apreciaron en otros, dijo. El fundador de la Iglesia, José Smith “no contaba chistes pero era de corazón ligero y no de mente ligera.”
Parley P. Pratt, uno de los primeros líderes de la iglesia, dijo que Smith “divertía y entretenía a su audiencia. Nadie que le escuchara se aburriría de su discurso,” y su audiencia estaría “riendo en un momento y llorando en el siguiente. Incluso sus más terribles enemigos eran generalmente vencidos si él lograba alcanzar sus oídos.”
Uno de los primos de Smith relató la historia de un predicador que vino a él para pedirle que le convenciera de la verdad de sus enseñanzas. Cuando dijo que estaba buscando una manifestación poderosa o un milagro para que lo convenciera, o de lo contrario se convertiría en su peor enemigo, Smith le preguntó al predicador qué prefería. “¿Quiere usted quedar ciego o sordo? ¿Que se le seque la mano? Escoja aquello que le plazca,” respondió, silenciando al hombre.
Otro ministro vino a la casa de Smith una tarde de domingo. Después de conversar por un par de horas, Smith le mostró la salida al patio frontal, tomó un palo y dibujó una linea sobre el polvo del suelo. Entonces regresó a la casa, corrió hacia la línea y saltó tan lejos como pudo mientras que el ministro observaba espantado y luego Smith le pedía que tomara su turno.
Cuando el ministro partió disgustado, la esposa le preguntó a Smith referente a sus acciones. “Ese hombre vino a buscar faltas en mi y Yo no lo iba a despachar decepcionado,” respondió.
Flake dijo que Brigham Young también tenía un agudo sentido del humor, más apreciado por algunos que por otros. Una mujer le dijo que su esposo la había mandado al infierno y le preguntó que debería hacer. “No vaya”, le respondió él.
Cuando el famoso enano llamado Tom Thumb (Tom Pulgar: N. del Traductor) asistió a una recepción con Young, aquel trató de avergonzar al presidente de la iglesia. “Sr. Young, cuénteme acerca de la poligamia. No sé mucho acerca de eso,” dijo el artista circense. “Ni yo sabía cuando era de su porte,” fue la respuesta de Young.
Durante una Sesión de la Conferencia General de la Iglesia cuando las tensiones con el gobierno de los EEUU eran particularmente agudas en Utah, Young anunció desde el púlpito que el presidente de los EEUU, Zachary Taylor, que no era amigo para nada de los Mormones, “ha muerto y se ha ido al infierno.”
Oficiales Federales que monitoreaban la conferencia llevaron a Young hacia un costado entre las sesiones, dijo Flake, y le dijeron que se disculpara públicamente o ellos crearían más problemas para la ya sitiada iglesia. Aquella tarde, Young tomó el púlpito nuevamente y dijo “Zachary Taylor ha muerto y se ha ido al infierno, y lo siento.”
El Presidente David O. McKay también apreciaba el humor y lo usaba a menudo, dijo Flake. Siendo un viejo amigo del presidente de los EEUU Lyndon Johnson, un día el President McKay recibió una llamada telefónica en su oficina de parte del presidente (de EEUU). “Feliz Cumpleaños, Presidente McKay. Este es el Presidente Johnson.” Pensando en todos los líderes locales de la iglesia que él conocía con el mismo título, respondió “Gracias. ¿De qué es usted presidente?”
Mientras que Joseph Fielding Smith era un hombre severo en público, su esposa, Jessie Evans Smith, era vivaz y sobresaliente, dijo Flake. Cuando su esposo le solicitó que hablara durante una reunión del sacerdocio a la cual ella lo había acompañado, ella comenzó con “Hermanos, ¿Saben ustedes qué se obtiene cuando plantan mariguana en la granja de la estaca?”
Espantados, los hombres se miraron entre sí esperando la frase final. “Sumos sacerdotes!” sonrió entre dientes (Nota del Traductor: Elevados, como los drogos, del término en inglés “High Priest=Sacerdote Elevado=Sumo Sacerdote” ¡Genial! Jajajajaja).
El sentido del humor del Presidente Gordon B. Hinckley marcaba muchas de sus apariciones públicas, incluyendo una de sus últimas, en la dedicación del Centro de Alumnos de la BYU, que fue nombrado en su honor.
“Normalmente no nombran a los edificios en honor de personas que aún viven, pero en este caso creyeron que “medio muerto” estaba lo suficientemente bien”, dijo con su habitual ironia.
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