El Elder Jeffrey R. Halland del Quórum de los Doce, hablando casi a los 600 misioneros en el Centro de Capacitación Misional de Provo, y a otros 100 Presidentes de Misión junto a sus esposas que asistieron al Nuevo Seminario para Presidentes de Misión este Junio 26, les dijo: -“Mi asignación esta noche es tratar un tema muy amplio de la función del Espíritu Santo en la obra misional, con énfasis en la “enseñanza por el Espíritu”.
Elder Holland les dijo:- “Mi cometido esta noche es ayudarles a que el Espíritu esté con ustedes, y que ustedes deben enseñar por El cuándo compartan las lecciones, ya que esta es la manera que la lección deja de ser la lección y se convierte en suya, se lleva a cabo bajo la guía del Espíritu como un medio que ayudará a sus investigadores a estar fuera de lo temporal. Somos responsables de buscar a las personas para sacarlas de las rutinas, de sus problemas y su dolor, de sus pequeñas discusiones e ignorancia y de sus pecados y llevarlos de regreso a la presencia de la Deidad – al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo – nosotros somos la última instancia para llevarlos a lo divino. El Espíritu Santo es la conexión que la Deidad tiene aquí en la mortalidad con lo divino. Usted no puede ir adelante en esta obra sin ser el “último Maestro”. El debe ser parte de su compañerismo. Nunca se olvide que el Espíritu Santo es la llave al conocimiento.
Hablándole a los Presidentes de Misión, Elder Holland les dijo: - “Ustedes y yo tenemos la misma tarea monumental de tomar estos corazones y mentes brillantes y dispuestos de estos jóvenes, y convertirlos en maestros – es el deber de los maestros que les enseñarán cerciorarse que cuando ellos enseñen estén con el Espíritu. Enseñen a los misioneros que la única responsabilidad que tienen de escuchar al Espíritu es de igual forma que debe escuchar al investigador. Debe tener paciencia, sinceridad y la habilidad de avanzar con el investigador, hablando espiritualmente, antes que el investigador llegue hasta donde está él, espiritualmente hablando. Pero las personas responderán en el acto simplemente porque los misioneros lo desean. Los misioneros tienen que entrar poderosa y cariñosamente en las aflicciones de la vida de estas personas que intentan discernir sus desafíos y preocupaciones.
Una vez que hemos encontrado a estas personas, una vez que conocemos a nuestros investigadores, entonces podremos descubrir lo que creen, sus gozos, esperanzas, lo que temen y por lo que están luchando. Después debemos tomarlos de la mano y conducirlos en “la porción que le será medida a cada hombre” (D y C 85:85). Si escuchamos con los oídos espirituales podremos ver con los ojos espirituales, los investigadores nos dirán la lecciones que necesitan oír.
Elder Holland les dijo que el misionero que discierna sabrá que su enseñanza está teniendo el efecto deseado cuando suceda una o más de estas cosas. El dijo.-“Los misioneros tienen que estudiar más fuertemente, orar más, planear mejor y enseñar más enfocadamente y con poder tal como lo hacía en mis días como misionero”.
El misionero se escuchará diciendo cosas que él no planeó y aprenderá de su propia instrucción que no sabía antes. El Libro de Mormón es un medio puro del Espíritu porque es la palabra de Dios. Los misioneros deben utilizarlo en sus enseñanzas tan a menudo como les sea posible.
La llama de fuego del evangelio se siente en el misionero y en corazón del investigador cada vez que un punto en particular de la verdad se presenta. El investigador honesto admitirá que “la palabra es buena porque empieza a ensanchar mi entendimiento” (Alma 32:28)
El Espíritu proveerá de un testimonio y una invitación a ser bautizado. Viene tal alegría y paz, una atmosfera tangible de divinidad, que ni el misionero, ni el miembro, ni el investigador experimentarán tal momento de alegría en ninguna otra parte del mundo en aquel momento. A veces será como rocío del cielo. El amor se sentirá en una manera grande. Entonces, el velo que es fino, hará que la Deidad manifieste su presencia y en ningún momento o lugar estarán abrogando por tales privilegios. Entonces cuando viene ese momento, el misionero debe invitar al investigador a ser bautizado.
La Deidad le dará un testimonio a Usted y a su compañero – frágiles, pequeñas almas celestiales que son ustedes – cuando usted en forma seria a intentado hacer esta parte – ha orado y estudiado y ayunado apropiadamente y ha ejercido la fe de siempre, ha sido obediente a los mandamientos, a las reglas de la misión y ha buscado la influencia del Espíritu Santo. Se mantiene moralmente limpio en pensamientos, en palabras y hechos y ha ayudado en igual forma a su compañero. Usted ha intentado desarrollar los atributos cristianos, ha trabajado diligentemente y ha intentado ser un testigo de Dios, entonces lo será en “todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosiah 18:9).
Si Usted vive de esta manera – intentándolo con lo mejor que hay dentro de usted – el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, sonreirán sobre usted diciéndole “Dejaremos sentir a estos misioneros un porción del poder de los cielos. Los dejaremos sentir el tacto de nuestra unidad y divinidad.”
Al finalizar les dijo: -“Bienvenidos al trabajo de los ángeles. Bienvenidos a una obra divina”.
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